La artista reinventa y reconstruye el universo abisal, desde su conocimiento como bióloga para extraer de éste, un espacio metafórico, un espacio propio, un universo nuevo invadido por gestos rítmicos, por movimientos sinuosos a la vez que enérgicos y por un cromatismo de finísimas modulaciones con el que consigue desafiar su imaginación sin olvidarse del sentido lúdico al inventar.
Una obra que destila espontaneidad y belleza y que permite al espectador, en síntesis, adentrarse con serenidad en un mundo misterioso e invisible transformado por la autora en sutiles transparencias y luz emergente hacia la superficie desde la más impenetrable oscuridad del abismo oceánico.
May Herman
